KIKA
Efectivamente ella
estaba ahí, esperando, no sabia que, pero esperando, quizá alguna señal que la
llevara directa y rápidamente a la victoria, esa que aun no había podido
conseguir quizá por que siempre la esperaba y no la buscaba.
Buscó, entonces, en
su guardarropa ese atuendo que la hacia ver mas segura de si misma en su
espejo, pero no frente a la vida, se calzó sus botas tejanas, su consabido y
gastado Jean, su campera negra y partió rumbo a lo incierto, Kika nunca tenia
un rumbo marcado para sus escapadas nocturnas, solo sabia que debía salir ya de
ese lugar que la perturbaba tanto, hasta el punto mismo de la exacerbación.
Noto que olvidaba
llevar su cámara, elemento con el cual testificaba cada uno de sus movimientos,
también reparo en su música factor indispensable para sus largas caminatas y
advirtió que esta vez tenia la música apropiada, Dark su inseparable compañero
no podría acompañarla ya que las noches de Kika eran solo de ella y llevar a su
amigo can solo le traería inconvenientes para el ingreso a lugares no
frecuentados con animales, y murmuro:
-Si al cabo todos
somos animales en esta jungla. O no?
Pero no podía
detenerse ahora en esos planteos, y sin dudarlo saludo a Dark, le dejo todo lo
necesario para que su noche sea agradable, tomo sus llaves y cerro la puerta no
sin antes controlar que todo quedara en orden.
Se dirigió en
dirección contraria a la planeada, siempre tenia estos arranques, ella
aseguraba que alguien tenia conocimiento de sus pensamientos y entonces siempre
hacia lo contrario a lo pensado, sin pensarlo.
Se detuvo en el
comercio de la esquina, compro sus boquillas y cigarrillos, sabia que la noche
iba a ser larga y no podía faltar su compañero mortífero, un poco menos nocivo
con esas boquillas de plástico pero nocivo al fin.
Nunca salía con
demasiado dinero, aunque tuviese, ella decía que la falta de dinero te hace ver
la vida y la noche de otra manera.
Le dio vida a sus
oídos con ese tema de John Lennon que tanto le gustaba, Imagine, y comenzó a
caminar lenta y rítmicamente con rumbo incierto. Llego hasta allí, justo a
donde pensó que no iba a llegar. Lo encontró, sumergido en el dolor y el
llanto, en la suciedad y el frió, con una botella vacía entre sus manos
congeladas, ni siquiera el alcohol pudo darle ese calor que tanto ansiaba. Se
detuvo frente a él y con voz calma y serena le dijo:
-De esa manera el
calor no se consigue. De esa manera solo
conseguirás que el frió siga estando en tu corazón, por que la soledad que te
acompaña es producto de esa botella vacía que albergas entre tus manos.
-Tú no sabes como se
llama quien me acompaña, solo mírate y veras que quien te acompaña a ti se
llama del mismo modo. Saco un pequeño
cigarrillo que al prenderlo Kika descubrió de que se trataba. Y le dijo.
-Estas queriendo
dormir a tu ser para no ver lo solo que estas, y de esa forma solo conseguirás
que la soledad sea tu única aliada.
-Vuelve por donde has
venido da 20 pasos hacia atrás y mira como te alejas de mi sin que yo te lo
pida.
-Yo no quiero
alejarme, solo quiero ayudarte.
-Pues entonces, dime
donde vives, lleváme a tu casa y dame ese calor que según tu dices que me
falta, alimentame y regálame esos harapos que tu ya no usas, de esa forma
podrás ayudarme.
-No puedo llevarte a
mi casa, solo puedo darte mis palabras.
-Joder, que palabras
ni palabras, si quiero palabras… Saco
debajo de si unos diarios viejos que le servían de aislante y con irritación se
volvió a Kika diciéndole:
-Si quiero palabras
aquí las tengo, por millones, distintas, iguales, frías, calculadas y también
tengo números, pero no hago nada con esto ENTIENDES. Le grito, y tiro contra ella los diarios.
Kika se disponía a sentarse junto a su lado ya nada le
importaba a estas alturas.
-Que haces? Estas
loca, no te da miedo sentarte junto a un borracho drogón que puede tener entre
sus sucias ropas un cuchillo afilado para darte justo el punto final a tu vida,
no temes a la muerte? Quien crees que eres, Eh? Dime.
-Yo no le temo ya a
la muerte, si tu crees que eres la mano ejecutora que le pondrá fin a mi vida,
pues adelante. Yo solo quiero compartir contigo este momento de soledad, tanto
tuya como mía, ella esta haciendo que cada día yo quiera irme de este mundo y quizá
si, y me estoy arriesgando a que tu seas el pasaporte de mi viaje. Pero no, veo
en tus ojos cansados y oscuros un halo de luz.
-Si, si… y ahora vendrás
a decirme que eres Parapsicóloga y todas esas cosas que usan para entretener a
la gente… Por favor, vete, vete que ya nos molestas.
-A quien mas, aparte
de ti molesto yo no veo a nadie mas.
-Molestas a soledad y
a mi. Así que VE TE YAAAAAA¡
-Esta bien, pero
mañana volveré…
Interrumpió el linyera
-Si,
Si… Volverás y serás millones. JA JA JA.
Ahora Kika se
encontraba en un estado de desconcertacion, no podía entender por que, sus
palabras no llegaban al corazón de nadie.
Entonces pensó en ir
hacia allá, pero desistió de la idea por miedo a que estuvieran hurgando en sus
pensamientos. Tomo otro rumbo y antes de retirarse le pidió autorización a él
para tomarle una foto:
-UNA FOTO¡¡¡ exclamo
el linyera. Si que estas loca, para que quieres una foto?? La pondrás en tu
mesita de luz, o quizá eres yuta y no me lo dijiste. TOMATELAS YA por que ahora
si que no me tiembla el pulso.
Kika se retiro sin su
foto pero de todas formas tenia grabada en sus retinas la imagen de su rostro.
Siguió caminando y
llego a la parada de ese colectivo, pero allí mismo pensó que no quería que
nadie supiera su destino, ni siquiera el conductor ni los pasajeros. Así es que
camino y llego a una plaza, poco iluminada y mas fría que la nieve. Se sentó en
un banco y apago su música. Solo quería escuchar el susurro del viento y esos
sonidos nocturnos que tanto la asustaban, pero desafió al miedo, se lamento no
haber llevado sus elementos para escribir, tan desagradable episodio. Pero eso también
lo tenia grabado en sus oidos.
Por el largo camino
que cruzaba la plaza diviso una persona, no sabía bien su género, pero su paso
denotaba que era un hombre.
Comenzó a caminar ya
que no quería que su destino fuese amargo.
De pronto escucha:
-Psss, Psssss. Ey a Ud. Srta.
Kika escuchaba muy claramente pero sus audífonos
calvados en las orejas disimulaban su audición. Perdón Srta. Puedo
acompañarla? Kika se saco los auriculares
y pidió a su interlocutor que le reiterara lo que había dicho:
-Digo, si puedo
acompañarla?, es una noche muy oscura para que una muchacha este sola. Si me
permite le invito un café, ahí, en ese bar. Acepta?
Kika titubeo, pero se dijo que nada perdería con tan
solo tomar un café aparte no traía suficiente dinero como para hacerlo por sus
propios medios. Aceptó.
CONTINUARA…